La pirámide alimentaria
Se realizó como una base para saber qué alimentos debían ser los más habituales en nuestros menús y cuáles debían consumirse de forma esporádica. Pero con los años, algunos nutricionistas consideran que está obsoleta y debería modificarse. Los expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard han creado un nuevo modelo, que nos ayuda a comer de forma adecuada: El plato para comer saludable o el plato de Harvard.
En qué se basa el plato Harvard.
Los nutricionistas llevan años diciendo que hay que comer de todo. Pero en una sociedad con una industria alimentaria tan amplia, esta afirmación puede dar “permiso” para comer en la misma medida alimentos saludables y otros que no lo son en absoluto.
Por tanto, realmente no se trata de comer de todo, sino de NO prohibirnos grupos enteros de alimentos que puedan producirnos déficits y problemas a largo plazo, como sucede en las famosas dietas “milagro” y en SI primar en nuestros menús diarios los alimentos más favorables para cubrir nuestras necesidades nutricionales.
El plato saludable de Harvard elimina de la dieta todo producto que no sea saludable, cosa que no hacen las pirámides alimentarias, aunque los incluyen en la franja que puntualiza su consumo esporádico.
La controversia radica en si es mejor obviar los alimentos “poco” sanos, o es mejor aconsejar en qué medida deberían ser consumidos.
Algunos nutricionistas aconsejan que desaparezcan de cualquier recomendación nutricional, pero otros expertos prefieren que se nombren, habida cuenta que existen y son de fácil acceso, para que la población aprenda tanto lo que es recomendable como lo que no, y por qué.
Pirámide alimentaria Harvard; Cómo se planifica el plato Harvard
- La mitad del plato y, en consecuencia, la mitad de lo que comemos diariamente, deberían ser frutas (15%) y verduras (35%). Tanto frescas como cocinadas. Así se asegura un aporte adecuado de agua, vitaminas, minerales y fibra.
Para los expertos de Harvard la patata no se incluye como vegetal, porque tiene un efecto negativo por su aporte de hidratos (almidón). Esto merecería una puntualización, ya que una patata cocida o guisada aportan tan solo 70 kcal y es rica en potasio y prebióticos, por lo que meterla en el mismo apartado que los azúcares simples es algo exagerado. Recomiendan su consumo moderado, y quizá deberían añadir: “sobre todo fritas”. - ¼ del plato deberían ocuparlo los cereales integrales: trigo, cebada, quinoa, avena, arroz,… que contienen hidratos complejos que evitan picos de insulina.
- Otro 25% del plato estará compuesto de proteína
de alto valor biológico como pescado, pollo, legumbres o frutos secos.
Se restringirán las carnes rojas, los alimentos cárnicos procesados o
los embutidos.
En este punto no se hace mención a los huevos, ni siquiera con una recomendación semanal de raciones. Esto hay que matizarlo. Un huevo cocido, no frito, es una buena fuente de proteínas de gran valor, de vitaminas del grupo B, A y D, y de minerales como fósforo y selenio. - Se deben escoger para cocinar o aderezar ensaladas, aceites saludables como el aceite de oliva, soja, maíz, girasol… y evitar aceites parcialmente hidrogenados, como algunas margarinas, o que no sean tan saludables porque aumenten los depósitos de grasas saturadas, como el de palma o coco.
- El agua es la bebida principal, junto al café y al té (sin azucarar). Se deben evitar los refrescos azucarados. Y hay que limitar también el consumo de zumos de frutas. La intención es reducir lo máximo el consumo de azúcar.
- Los lácteos deben disminuir a una o dos raciones al día. Y siempre será mejor que sean desnatados. Así se controlarán mejor las grasas animales.
- Todas estas recomendaciones no servirían de nada si no se acompañan de una vida activa, en la que se practique ejercicio de manera regular.
Conclusión.
El plato de Harvard es una recomendación fiable y saludable
hecha por expertos y que puede servir de guía en cualquier país y
cultura del mundo. Promueve una alimentación completa que reduzca los riesgos cardiovasculares más frecuentes, como la obesidad, las hiperlipidemias, la hipertensión o la diabetes.
¡Anda! como la dieta mediterránea
¿no te parece? Ahora bien, en el país de los refrescos de cola, las
hamburguesas o los perritos, parece más un deseo que una realidad fácil
de conseguir. ¿No crees?
Como siempre te aconsejamos, pregunta a un profesional, para que te ayude a planificar tus menús y sepas exactamente cuál son los alimentos que más te convienen. Búscanos en AXA Health Keeper.
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