Luego de un día agotador en el trabajo, llegar a la casa y encontrarse con ese pedazo de pie de limón que sobró del fin de semana es completamente tentador. Y evitarlo resulta una batalla casi perdida. O cuando sabes que no hay nada el refrigerador y camino a casa ese aroma de un combo de hamburguesa y papas fritas te desvía en el camino.
Y es que aún cuando sabes que no es lo mejor para ti, el destino te lo pone difícil y es más fácil caer en la tentación que llevarle la contra. El problema, es que le abrimos la puerta a las grasas, azúcares, y todo eso que no deberíamos consumir.
Este nuevo estudio norteamericano, publicado en la Journal of Marketing Research, señala que existe un pequeño truco para no sucumbir ante la comida chatarra. La clave está en aspirar, por lo menos por dos minutos, el aroma de dicha comida.
Según la investigación nuestro organismo reacciona ante el aroma de la comida chatarra, y aseguran que estar expuesto a más de dos minutos a un olor de ese tipo te lleva a menos compras de alimentos poco saludables. A diferencia de lo que ocurre ante el no aroma, o el olor a comida saludable.
Es más, el autor principal del estudio, asegura que el aroma es una herramienta poderosa para resistirse a la chatarra, y la explicación está en que ante exposición prolongada al rico aroma genera placer en el circuito de la recompensa y, por esa razón, disminuye el deseo de consumirlo realmente.
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