LA LEYENDA DEL KARAÍ OCTUBRE.
1° de OCTUBRE.
Dicen que es parecido al Pombero, es como un viejito petizo, fortachón y con la panza cubierta de pelos. Tiene también mucha barba y un sombrero enorme.
Se lo conoce como el Señor de la Miseria… ¿saben por qué? Porque sale todos los 1º de octubre a recorrer las casas y ver quienes tiene suficiente comida. Es un duende inspector que va mirando si la gente sembró y trabajó durante el año y supo guardar para los meses en que no hay cosecha. Ese día al pasar por las casas debe ver que hay suficiente comida y convidar a los vecinos.
A quienes no cuidaron los castiga con miseria hasta fin de año y a los que tienen para convidar los premia con abundancias.
1° de OCTUBRE.
Dicen que es parecido al Pombero, es como un viejito petizo, fortachón y con la panza cubierta de pelos. Tiene también mucha barba y un sombrero enorme.
Se lo conoce como el Señor de la Miseria… ¿saben por qué? Porque sale todos los 1º de octubre a recorrer las casas y ver quienes tiene suficiente comida. Es un duende inspector que va mirando si la gente sembró y trabajó durante el año y supo guardar para los meses en que no hay cosecha. Ese día al pasar por las casas debe ver que hay suficiente comida y convidar a los vecinos.
A quienes no cuidaron los castiga con miseria hasta fin de año y a los que tienen para convidar los premia con abundancias.
Es por esto que los paisanos recibían el mes de octubre con un delicioso y suculento guiso, similar a un locro, con la intención de conjurarlo, ya que este duende no se queda en los lugares donde hay abundancia. Según la tradición, octubre es el mes en que escasean los alimentos: la mandioca, el maíz y otros productos vegetales son más difíciles de conseguir en el campo. Por eso, el día 1 se come puchero con locro, poroto, arroz y verduras en abundancia, el muy famoso “karaku jopará” (huesos de vaca mezclado con todo). Así con la panza llena se tiene la escapatoria para no hacer esfuerzos después de almuerzo. Esto asegurará la abundancia en la cocina durante todo el año.
Karaí Octubre es un festejo guaraní que se remonta mucho antes de la llegada de los españoles a América, cuando en la época en que florecían los lapachos los guaraníes notaban que aflojaban sus reservas de alimento, ya que no había frutos que recoger en el monte y los animales estaban muy flacos por la salida del invierno, y la agricultura que hacían (maíz, mandioca, batata) recién se sembraba a partir de ese mes. En fin, lo único que había por doquier era miseria.
Todos sabemos que octubre es el mes más dificil antes que la tierra comience a ofrecer masivamente sus productos: maíz, mandioca, frutas, etc, devolviendo de esa manera la abundancia a los hombres. Es un mes de sensible carestía. Solamente las familias previsoras podrán sobrellevar estos momentos difíciles.
De allí también la tradición de preparar un suculento y abundante jopara tomando como ingredientes los casi únicos productos disponibles, el locro (o el locrillo) y el poroto; que acompañados de verduras: zapallo, cebolla, tomate y cilantro; y mucho queso paraguay; son hervidos por varias horas hasta que, a punto, se convierta en uno de los platos típicos más apreciados y deliciosos del país.
El hervido se hace en la olla de hierro, con fuego de carbón o leña, en el tradicional brasero. La faena para preparar el jopara lleva prácticamente toda la mañana; y al lado se hará hervir la mandioca que se convertirá en el acompañante más indicado para el jopara. La tradición campesina nos muestra anualmente, a toda la familia reunida ese día en torno a la mesa, a la siesta, para consumir el jopara y la humeante mandioca, a modo de preparación para soportar este mes de carencias.
Y a esa hora, saldrá el karai Octubre a recorrer todos los hogares para asegurar un año de abundancia o de pobreza. Aquellos hogares despreocupados donde nadie coma en abundancia o donde la comida es pobre, recibirán la maldición de tener que soportar un año de pobreza; en tanto que, aquellos hogares que presenten a la familia unida y comiendo a sus anchas, serán hogares bendecidos por la abundancia y la felicidad.
No obstante la “modernidad” dificulta en algo la elaboración del jopara siguiendo el ritual antes mencionado; es por eso que esa fecha, en los centros urbanos -donde la gente trabaja en las oficinas y ya no tiene el largo tiempo necesario para preparar el jopara- ocurrirá un fenómeno nuevo pero interesante: al mediodía todos concurrirán a los mercados municipales o centros gastronómicos a solicitar su plato de jopara.
Es así que estos centros comerciales prepararán litros y litros de jopara para poder satisfacer la gran demanda que habrá en el día. Sin temor a equívocos, es seguro, que los numerosos paraguayos diseminados por todo el mundo también prepararán el jopara, a fin de esperar un tiempo nuevo, de abundancia o aunque sea por el solo hecho de “cumplir” con una de las tradiciones imperecederas del país, dándole vigencia… no importa donde; lo que demuestra que, pese a todo, la tradición continúa.
Comentarios
Publicar un comentario