Muchos de mis clientes afirman que no hay nada más aburrido que correr en una cinta de correr. De hecho, insisten en que no hay corredor que se precie que no odie la tortura de entrenar en una cinta. Aunque se disponga de la tecnología más avanzada, resulta muy difícil olvidarse del hecho de que no vas a ninguna parte, de que literalmente estás corriendo sin ningún destino. Y eso suele desesperar y aburrir casi a partes iguales.
A nuestro cerebro no le gusta aburrirse. Cuando vivimos una experiencia novedosa y entretenida los centros del placer segregan enormes cantidades de dopamina, el neurotransmisor del placer y la felicidad. En cambio, cuando no ocurre nada excitante, los centros del placer se vuelven tacaños y dejan de proporcionar esa maravillosa ‘droga’ natural. En este punto el córtex prefrontal se pone en modo aburrimiento y te da la sensación de que el tiempo pasa muy despacio.
La cinta de correr para muchos es el invento más aburrido que existe, y para otros un buen recurso que utilizar en los entrenamientos cuando el tiempo no acompaña. La lluvia, el frío o la nieve son algunos de los motivos de cambiar la calle por la cinta. Pero lo que es cierto para todos es que al no ofrecer ningún estímulo nuevo ni interesante, los centros del placer neuronales no encuentran ninguna razón para liberar la preciada dopamina que nos inunda de satisfacción tras la carrera. Tus pies están muy ocupados, pero tu cerebro busca desesperadamente algo que le motive para seguir activado.
No obstante, es un mal necesario si queremos seguir entrenando cuando las condiciones físicas o ambientales no son adecuadas. Por ejemplo, tras una lesión la cinta ofrece un entrenamiento con menor impacto y cuando las inclemencias del tiempo azotan es mucho más seguro para evitar caídas o lesiones entrenar en cinta que salir a la calle.
Cómo evitar el aburrimiento al correr en una cinta
Si corres encima de una cinta, pero te cuesta mucho porque te aburres demasiado, te contamos algunos trucos que te ayudarán a sacarle el máximo partido. No hace falta que los hagas todos seguidos, lo recomendable es que las alternes para que te resulten más eficaces y mantener así siempre el cerebro activo.
1. Distraete
Mientras estés en la cinta de correr ocupa tu mente en algo. Entretente viendo la televisión si la tienes delante, como sucede en muchos gimnasios. Si no tienes televisión puedes escuchar música —puede ayudarte a rendimar más—, un programa de radio o tu podcast (de running) favorito. Se trata de utilizar una estrategia de disociación externa. Estas actividades te ayudan a pasar el tiempo porque hacen que el cerebro se concentre y se abstraiga de la tarea que está realizando en ese momento.
2. Corre con un propósito
Las actividades que parecen no tener sentido resultan doblemente aburridas y mortificantes. Los minutos con sentido pasan más rápido. Puedes dividir la sesión en varias fases y en cada una retarte con cambios de intensidad, de pendiente, hacer series de ritmo, esprints, etc, o incluso un entrenamiento para batir tu marca en 5K. La mayoría de las cintas incorporan programas para mantenerte entretenido. Úsalos.
3. Busca compañía
Entrena con alguien al lado y retaos uno a otro. Si alguien corre contigo te resultara más divertido y motivador. Es lo más parecido a pedirle a un amigo que salgáis a trotar un domingo por la mañana. También puedes apuntarte a una clase de cinta de correr, que es como una clase de spinning, pero en cinta. En esas clases suele haber entre 4 y 10 personas, las cintas están colocadas en paralelo y el profesor va diciendo lo que hay que hacer y motivando al grupo.
4. Combínala con otras máquinas de cardio
Intenta combinar la cinta con otras máquinas de cardio cambiando cada cinco minutos. Puedes empezar en la cinta, luego coger la bicicleta estética, después la elíptica y así ir variando la actividad para que resulte más entretenida.
5. Aprovecha para ponerte creativo
Cuando el cerebro se aburre entra en un estado ideal para inventar historias, solucionar problemas y tener accesos de creatividad. Así que puedes dedicar ese tiempo en cinta para crear algo grande. Deja que tu mente divague libremente y quizás des con alguna idea brillante.
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